Hay algo clave para frenar la cabeza de pensamientos inconducentes: hacer cosas productivas. Suena simple, pero la mayoría de las veces me lo olvido.

Durante el fin de semana ordené mi cuarto en esos ataques que tengo de tirar lo que ya no sirve y ocupa lugar (no termino de comprender las cantidades industriales de porquerías que puedo acumular en mis pocos metros) y hacer espacio para lo nuevo.

Saco en fila bolsas de consorcio enteras de papeles viejos, revistas acumuladas, diarios y otros montones de cosas que no uso. Juraría que hace pocos meses hice esto mismo y tuve la sensación de haber tirado un montón. Pues no, había más. Me pregunto si la basura se reproduce silenciosamente mientras yo duermo y los meses pasan.

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